Fortalecimiento de los sentimientos pensamientos y acciones como estrategia para favorecer y evidenciar la argumentación metacognitiva
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Fecha
2016
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Editor
Universidad Autónoma de Manizales
Resumen
Es claro que los procesos de aula son complejos, y aunque pueden existir muchas explicaciones al respecto, una de ellas puede pensarse en dirección de que en dicho procesos están inmersos individuos cuya naturaleza está plagada de percepciones, subjetividades y criterios, así, tanto maestros como alumnos hacen construcciones de mundo, y dichas ideas o construcciones no se erigen al margen de su naturaleza afectiva y emotiva, pues es ella, o a partir de ella, como se mostrará más adelante, que los sujetos dotan de sentido, justifican, explican y comprenden todo cuanto acaece a su alrededor. Ahora bien, Castaño, Sánchez y Castaño (2009) sostienen que la argumentación metacognitiva se fortalece en la medida en la que se tienen en cuenta los sentimientos, los pensamientos y las acciones de los sujetos, ya que son aspectos que permanecen a lo largo de los procesos cognitivos de los individuos y difícilmente, la argumentación metacognitiva como proceso cognitivo, puede darse al margen de dichos aspectos. Por esta razón, la presente investigación, a la luz de la Didáctica de las Ciencias, intenta comprender cómo los sentimientos, pensamientos y acciones influyen en el fortalecimiento de la argumentación metacognitiva. Para ello será necesario, a partir de una lectura propuesta a los estudiantes, diseñar actividades estratégicas que involucren el juego de roles, de tal modo que sea posible hacer evidente algunas facultades argumentativas y en esa medida, se pueda hacer una evaluación de los niveles de argumentación adquiridos por los alumnos a lo largo del proceso. Así, como sostiene Sanmartí (2003), es importante que al interior del aula de clase se construyan espacios que fortalezcan la capacidad argumentativa de los estudiantes, dado que es una actividad social, intelectual y verbal que sirve para justificar o refutar un planteamiento; y como sostiene Flavell (1993), es necesario que la argumentación se funde en aspectos metacognitivos, de tal manera que sea posible hablar del desarrollo consciente y regulado de las habilidades argumentativas.